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10 Ideas Básicas

Antes de comenzar con nuestro proyecto deberíamos de tener en cuenta algunas reflexiones previas para aprovechar todo el potencial emprendedor que llevamos dentro.

1. Transmite pasión. El entusiasmo es el motor de todo este proceso de aprendizaje que vamos a comenzar. Sin esa emoción es más difícil hacerlo todo. Y además, ¿sabías que la emoción es contagiosa? Si logras transmitir esa pasión a tu alumnado verás cómo éstos se transforman y te responden con entusiasmo.

2. Hazlo poco a poco. Vete paso a paso con tu trabajo y no pretendas construir tu proyecto final de un solo golpe. Las buenas ideas necesitan seguir todo un proceso para exprimir todas sus posibilidades. Por lo tanto, deja madurar tu proyecto trabajándolo con todas las herramientas y busca ayuda en los demás para pulirlo hasta lograr que sea un gran proyecto emprendedor.

3. El cliente/usuario suele tener (casi) siempre la razón. En la creación de nuevos proyectos de emprendimiento debemos preguntarnos siempre qué necesidades reales tienen nuestros clientes/usuarios, cómo quieren satisfacerlas y qué soluciones les vamos a ofrecer. Pregúntale a alguien que conozcas qué es realmente lo que necesita y cómo lo quiere. Las respuestas que nos faciliten esos clientes/usuarios deberían de ser la base sobre la que construir nuestra oportunidad de emprendimiento.

4. El equipo hace la fuerza. No te encierres en una torre de marfil, las personas son siempre tus mejores aliadas. Crea  alianzas y busca socios continuamente a tu alrededor. Trabaja en equipo, aprende de todos los que te rodean, ten empatía con tus compañeros/as, respétalos/as y verás cómo te devuelven mucho más. Las personas que nos acompañan (clientes, usuarios, compañeros de equipo…) son el centro de este proceso continuo de búsquedas y respuestas. No te olvides nunca de ello.

5. Debes saber convivir con la incertidumbre. ¿Qué estarás haciendo dentro de cinco o diez años…? ¿Cómo serán los productos/servicios que usaremos la próxima década? No conocemos el futuro, nadie lo conoce. Los retos que nos plantemos en este proyecto son como la vida misma: imprevisibles. Así que prepara tu camino y pon buena cara a los problemas que te salgan al paso. Y recuerda que sólo tú trazas tu propio camino, ayudado por los demás.

6. Experimenta y valida. Los modelos y herramientas que aquí ofrecemos proporcionan experiencias prácticas para promover el emprendimiento. La experimentación de nuestro proyecto favorece el trabajo creativo y la productividad, pero también debemos validar estas suposiciones con clientes/usuarios reales. Sólo así podremos poner a prueba y cribar todas esas buenas ideas que han brotado con la experimentación. La validación consiste en detectar y medir qué ideas son las mejores y cuáles pueden llegar a convertirse en viables en el mundo real.

7. Cuéntanos tu historia. El storytelling es la destreza para contar una historia y conectar con tus clientes/usuarios. Las buenas historias nos enganchan y nos seducen. Si quieres captar la atención de tu público no hay nada mejor que atraparlos con un relato emocional. Con las narraciones de historias transmitimos ideas, soluciones y creamos una relación emotiva con nuestros clientes/usuarios. Tu historia es tu proyecto, cuéntasela al mundo...

8. No te fíes mucho de tus primeras ideas. Las primeras ideas que nos surgen sobre algo nos pueden parecer geniales y únicas en un primer momento. Pero a poco que las veamos con cierta distancia crítica empezaremos a encontrarles sus debilidades. No te conformes con tu primera idea, madúrala, sé autocrítico/a con ella. Seguro que así consigues esa “gran idea” de verdad.

9. En serio: diviértete. No te tomes todo este proceso de emprendimiento como una competición o una lucha donde unos ganan y otros pierden. Piensa más bien que estamos aprendiendo nuevas habilidades, competencias, actitudes... y disfrutando con lo que hacemos. Así que relátaje y prueba a divertirte con los nuevos desafíos que te presentamos. Tómate en serio esto de jugar a emprender.

10. Cree en ti mismo/a y en tu proyecto. Aunque esta frase suene a tópico y a lugar común, la realidad es que... es cierta!!! Nosotros mismos somos el motor de nuestro cambio. Para cambiar nuestras actitudes, nuestras formas de pensar y actuar debemos de tener una mente curiosa y adaptable al mundo que nos rodea. Para ello, debes de creer en tus posibilidades e ideas. Todos llevamos dentro grandes ideas para llevar a la práctica. Investiga, busca, prueba, cree... en esto consiste emprender. ¿Te atreves a comenzar este reto...?

 

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